jueves, 1 de agosto de 2013

Pronóstico reservado: el Cedin cumplió un mes y se solicitan con urgencia "dadores" de billetes

No había nacido y ya se le habían encomendado tres cosas: ayudar al mercado inmobiliario, contener la caída de reservas y sustituir al dólar blue. Demasiada responsabilidad para un certificado cuyo éxito depende de la confianza de los ahorristas. Las dos batallas en juego


POR FERNANDO GUTIERREZ - NICOLÁS BILLIA 

La cuenta regresiva viene un poco más lenta de lo previsto: faltan u$s3.990 millones de los u$s4.000 millones que el Gobierno estableció como objetivo de mínima.

Hoy, a un mes exacto de lanzado el plan Cedin -y a dos meses del final- los resultados hablan con una elocuencia demoledora: el Gobierno juntó apenas u$s10 millones.

Demasiado poco. O -visto desde otra perspectiva- "demasiado mucho" el entusiasmo que había generado en el oficialismo este papel, en la previa a su debut.

Tan "potente" lo creían que le "endosaron" tres funciones a la vez:

-Apuntalar al mercado inmobiliario.
-Reemplazar al dólar blue.
-Amortiguar la caída de reservas del Banco Central. 

Habiendo pasado ya un mes -y a juzgar por los resultados- parecería que "se les fue la mano" con las expectativas.

En relación al primer punto -tomando el precio promedio de un departamento en zonas de clase media, como Palermo y Caballito- el monto blanqueado alcanzaría para comprar poco más de 30 propiedades.

Tampoco el blanqueo de dólares ha servido para amortiguar la caída de las reservas del Banco Central, que continúan en torno de los u$s37.000 millones y con perspectivas de seguir en baja.

Y, menos que menos, los u$s10 millones que Moreno y compañía lograron captar contribuyeron para que los Cedin desplazaran al dólar paralelo.

Por el contrario, en estas cuatro semanas que transcurrieron desde que debutara esta cuasimoneda, el blue tuvo una escapada -tras un período de dos meses de calma -y trepó a los $8,65, cifra a la que cotiza hoy día.

Los pobres resultados del plan oficial se hacen más evidentes aun cuando se los contrasta con la grandilocuencia del anuncio efectuado por el Gobierno durante su presentación. 

Es que los funcionarios afirmaban de manera categórica que el Cedin iba a ser aquél que vendría a poner orden en el plano financiero, a corregir todo aquello que se había hecho mal, tras la frustrada batalla cultural por la pesificación.

Hoy hasta parece casi irónico repasar cómo se había especulado respecto de la cantidad de cosas que se iban a poder hacer con este certificado, como pagar impuestos, comprar electrodomésticos y hasta adquirir un automóvil.

La verdad es que hoy día resulta casi imposible encontrar a alguien que haya tenido en sus manos un Cedin. Y, por cierto, nadie sabe cuánto valen, porque como no ha habido siquiera una operación en el mercado secundario, el papel no tiene precio real.

Con semejante panorama, ¿puede hablarse ya de este plan como el más estruendoso fracaso económico del kirchnerismo? ¿O será que todavía hay posibilidades de que dé un "batacazo" en los dos meses que restan?

En el mercado financiero, analistas llaman a mantener por ahora cierta prudencia. Recuerdan el antecedente del blanqueo de capitales de 2009, cuando el grueso de los u$s4.000 millones que adhirieron a la amnistía tributaria recién llegó sobre el final del plazo legal.

De todas formas, no son pocos quienes consideran que -dada la connotación política que tuvo este plan Cedin- ya el dificultoso arranque está dejando en evidencia un serio problema para el Gobierno: no logra despertar confianza en los particulares.

Ahorristas desconfían 
En honor a la prudencia, todavía nadie se anima a decir que no hay posibilidades de que el plan pueda repuntar.

Pero está claro que difícilmente el Gobierno llegue a lo inicialmente previsto (al menos de manera natural y no forzando a empresas a que adquieran esta cuasimoneda). 

"Si llega a repuntar el Cedin, la cifra va a estar muy lejos del objetivo, dado que es un instrumento que no despierta interés en el mercado", diagnostica Jorge Todesca, titular de la consultora Finsoport.

Su escepticismo no parece ser una excepción sino, más bien, la tónica imperante entre los economistas.

"Si la gente ve que este título no es efectivo, por más que estiren los plazos no va a servir para que arranque", avisa Rodrigo Alvarez, economista jefe de la consultora Analytica.

Y agrega que, a la hora de buscar motivos que sirvan para explicar el escaso entusiasmo por el Cedin, no debe caerse en el error de recargar culpas sobre el "boicot" que lanzaron los congresistas de la oposición, que anunciaron que darían marcha atrás con la amnistía.

Gabriel Caamaño Gómez, economista jefe de la consultora Ledesma, diagnostica una pérdida de confianza hacia el Gobierno. Y no sólo eso, sino también una caída en la eficacia que hasta ahora habían demostrado los funcionarios para disciplinar al mercado. 

"La estrategia oficial ideada para enfrentar el desequilibrio persistente y creciente de la plaza cambiaria (cepo + cerrojo importador + blanqueo) está fracasando en el mismísimo corto plazo y en todas las dimensiones posibles", afirma el analista. 

Ya en el caso de los inversores más sofisticados, hay quienes señalan que el Gobierno no tuvo en cuenta que el Cedin podría llegar a sufrir la competencia de otras alternativas de inversión que le restan protagonismo y que, eventualmente, podrían ser vistas como menos riesgosas.

Concretamente, Todesca menciona al cupón PBI, que paga en función del crecimiento de la economía argentina, siempre que el mismo sea superior al 3,2%. Y este porcentaje comienza a ser visto como muy factible de superar, a juzgar por las estadísticas que publicó el Indec.

Por otra parte, algunas medidas restrictivas que se presumen habían sido pensadas para fomentar el uso del Cedin, podrían haber tenido un efecto boomerang. 

Los analistas hacen referencia al intento de Moreno por limitar la fuga de dólares por la vía legal. Es decir, restringir la operatoria de "conta con liqui", que consiste en comprar bonos o acciones en la plaza local (en pesos) y revenderlos afuera (en dólares). 

La presión para evitar esta triangulación "legal" no a hecho otra cosa que disparar la operatoria "ilegal" del blue.

No sólo eso. Acrecentó la desconfianza del mercado, ya que supone un nuevo intento del Gobierno por profundizar el intervencionismo, al querer reprimir una operatoria lícita.

Quien también se refirió al tema del Cedin fue el controvertido ex ministro Domingo Cavallo. 

Señaló que estos certificados sólo tienen sentido si se permite que sean adquiridos por ahorristas que tengan dólares "en blanco" para que luego éstos puedan canjearlo por más pesos que los "ficticios" $5,50 que establece el Banco Central.

Pasando "la galera"
Llegado a este punto, lo que parece claro es que el Gobierno no está dispuesto a esperar confiado en que -ya en tiempo de descuento- aparezcan los u$s3.990 millones que faltan para cumplir su objetivo.

Más que nada, porque no sólo está en juego una batalla económica, sino también política.
Es que el hecho de que el Cedin fracase dejaría en evidencia la falta de confianza hacia un Gobierno al que aún le restan dos años de mandato y muchas iniciativas económicas por tomar para corregir las distorsiones del modelo. 

Y es por eso que comienzan a tejerse todo tipo de especulaciones respecto de hasta dónde está dispuesto a llegar, o que medidas tomará, para evitar el fracaso de un plan que, al menos al día de hoy, asoma como inevitable.
Hasta ahora, no parece haber dado resultado la presión de Moreno, quien "invitó" a empresarios a que "den una mano" brindando una suerte de "subsidio privado" a las políticas oficiales.

"No me vengan con que no tienen dinero para blanquear". "En la próxima reunión quiero verlos con un Cedin pegado en la frente", son algunas de las frases que lanzó a directivos en distintos encuentros.

Ni siquiera quienes son mas "fieles" al Gobierno se salvaron del "0-800-Moreno", ya que el secretario también se habría comunicado con ellos para manifestarles su deseo de que lo ayuden con el blanqueo.

Y en vistas de atacar por todos los flancos, las "sutilezas" siguieron con las cartas de la AFIP a contribuyentes de alto poder adquisitivo, para que adhirieran al plan Cedin.

Frente a esto, la expectativa surge en torno a cuál podría ser la próxima "naranja" que el Gobierno buscará "exprimir" para así conseguir el "jugo" de dólares que necesita.

Un sector que está en la mira es el de los bancos que, según el diagnóstico oficial, forma parte de los que "la juntaron con la pala".

Efectos colaterales del "éxito"
Puede sonar paradójico, pero hay economistas que creen que el Gobierno, en el fondo, no debería afligirse tanto por el hecho de que el Cedin no arranque. 

Es el caso de Eduardo Levy Yeyati, docente de la Di Tella: "Si este instrumento se usara para transacciones cotidianas, como se ilusiona el Gobierno, esta sustitución de moneda induciría a una menor demanda de pesos y a una mayor inflación", argumenta.

Su colega Luciano Cohan, de la consultora Elypsis, señala que, aun si finalmente se logre que este sistema funcione, apenas constituiría "un respiro de corto plazo y muy suave".

Desde su punto de vista, un Cedin exitoso implicaría que el público querría aplicar el título para las operaciones inmobiliarias, lo que llevaría a que en poco tiempo los inversores los quisieran canjear por dólares en el Banco Central. 

"Sería apenas un sedante que no resolvería los problemas de fondo", afirma.

De todas formas, hoy el Gobierno no está, precisamente, preocupado por los efectos colaterales del "éxito", sino por eludir el papelón político y el nerviosismo económico de su deslucido nuevo plan.

"Si fracasa, va a ser una confirmación de que el diagnóstico macro es insostenible, aunque también es cierto que sería sólo una mancha más al tigre", afirma Caamaño Gómez, de consultora Ledesma.

Y, definitivamente escéptico sobre el tema, indica que la reciente disparada del blue fue una señal de que el mercado descuenta el fracaso a corto y mediano plazo.

Lo que otros advierten es que un mal resultado del blanqueo de capitales, lejos de tener un efecto neutro, acelerará algunos problemas.

"Si el monto que ingresa es finalmente muy bajo, se debilitaría todavía más la confianza", apunta Alvarez, de Analytica.

Definitivamente, la "efeméride" del Cedin no es lo que el Gobierno esperaba.

Aunque sea, le queda un consuelo no menor: a juzgar por las encuestas, este fracaso no le está implicando un costo político muy importante desde el punto de vista electoral.

No hay comentarios:

Publicar un comentario en la entrada

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...