lunes, 14 de noviembre de 2011

"El lunes 14 quiero el dólar a $4,50 o los meto presos"

Guillermo Moreno
 A las 22:00 del domingo 13/11 sigue sin difundirse la comunicación del Banco Central acerca de una prometida baja en los efectivos mínimos para depósitos en moneda extranjera. Desesperación en el Ejecutivo Nacional: no entienden el mercado cambiario, no quieren aceptar el error y no tienen la liquidez que dicen que tienen.

El funcionario de los bigotes convocó al veterano ex cambista hoy banquero y a su hijo para maltratarlos. El funcionario lucía desencajado, como en sus peores presentaciones en Papel Prensa.

"O el lunes me bajan el dólar a $4,50 o son boleta", les advirtió, y de mala manera.



El ex cambista explicó que hoy día es banquero... pero el funcionario de los bigotes le dijo que no le importaba y que además le hiciera conocer su enojo a fulano, a perengano, a zutano... los tenía anotados en una lista.

El cronista le dijo al ex cambista: "Si van a poner el dólar a $4,50 vendo mi casa para comprar a $4,50 lo que hoy día ya vale más de $ 5,00..."

El ex cambista dijo: "Y ese es el gran tema porque ¿quién pone la diferencia entre el $4,50 y lo que vale?"

Esa cuestión es una de las varias razones por las que es imposible cumplir con la exigencia. El funcionario de los bigotes es inconsistente pero además es retro: tiene una visión antigua del mercado de cambios, se quedó en los '80. Así solo hace el ridículo, una vez más. Mucho poder verborrágico con pocas nueces reales.

El funcionario de los bigotes estaba furioso. Habló mal de una funcionaria a la que consideró como lela pero con un lenguaje mucho más despectivo, a la que atribuyó desconocimiento sobre su tarea bancaria. También habló mal de un funcionario al que calificó mucho peor, y que no se enteren los contribuyentes porque... le dejarían de pagar impuestos...

El funcionario de los bigotes dejó 2 sensaciones:

> que adentro del Ejecutivo Nacional hay muchas diferencias, al menos en el tema del tipo de cambio, y

> que él tiene ambiciones, muchísimas ambiciones personales para el próximo gabinete y cree que si obtiene resultados recibirá más que una medalla.

Pero más allá de su voluntarismo ¿qué puede conseguir? Nada. Ya lo dicen desde Rogelio Frigerio y Aldo Pignanelli a Miguel Kiguel: No hay lectura política posible de un problema que es técnico-resolutivo.

Un consejo a los actuales cambistas para su encuentro matutino del lunes 14/11, ante el pedido de auxilio del ex cambista: no apresurarse y menos temer. Quien amenaza tanto es porque no tiene poder. Probablemente resulte cierto lo que dijeron durante el fin de semana en el 100 Chopin Plaza, de Miami, los que preparaban el coloquio que ya comienza de Felaban: "No tienen las reservas que dicen que tienen y esa es su debilidad".

En cualquier caso, el funcionario de los bigotes debería considerar que prometer el electroshock para los exportadores que el lunes no liquiden tal como él pretende, es bastante más complicado que asustar a Alfredo Coto.

En estos asuntos, la verborragia es mala compañera. Luego, si a las 22:00 del domingo todavía no difundieron las circulares prometidas por el Banco Central el viernes 11/11 sobre reducción de encajes bancarios para depósitos en dólares... todo le suma presión al mercado, nada tranquiliza los ánimos, condición indispensable para que el dólar no oficial cese su escalada.

Por último: si desdoblaron el mercado y provocaron la creación del dólar no oficial, ¿por qué preocuparse ahora de la cotización? InKonsistencias.

Mientras tanto, algunas lecturas.

Roberto García en el bisemanario Diario Perfil:

"(...) un alto ejecutivo gubernamental le reclamó durante la semana pasada al dueño de un banco: “Ustedes están conspirando. Tengo el registro de 147 operaciones con dólares de tu banco en una sola hora, es una barbaridad, contribuyen a generar zozobra. No lo vamos a permitir”. El aludido, hombre cercano a la administración -caso contrario no hubiera tenido diálogo con quien le plantaba el reproche-, al margen de no mencionar la legalidad que suponía realizar esas 147 o mil operaciones, tímidamente respondió: “Pero, ¿qué querés que haga? Yo tengo más de 300 sucursales en todo el país, 147 operaciones con dólares en una hora es una cifra menor, ínfima. ¿No te parece? Un promedio de menos de dos operaciones por hora”. Un dato.

Otro. Como si la amenaza o el castigo no propiciara el incentivo por comprar dólares o huir de los depósitos de esta divisa en los bancos, revelar por medio de ciertos diarios la declaración jurada de un artista (caso Susana Giménez) que osó cuestionar las prohibiciones o recordar que habrá una carga impositiva superior para aquellos que decidan extraer sus ahorros en moneda extranjera de las entidades financieras, sólo alimentaron la fuga. Si las medidas restrictivas resultaron nefastas hace l5 días, una política intimidatoria que la acompaña empeora la situación. Como si la gente no fuera finalmente a vencer si le establecen condiciones a su libertad (la ley del alcohol en EE.UU.), como si no fuera cierto que sólo ganan unos pícaros en estas ocasiones extraordinarias, como si algún banco central en el mundo hubiera podido soportar una corrida si ésta se extendió popularmente, como si todos los ministros de Economía del pasado hubieran sido idiotas al ser arrasados por una multitud que les negó el crédito.

Sin duda que habrá figuras dispuestas a multiplicar el conflicto que ellas artificialmente crearon con medidas de escasa utilidad -al margen del exceso de disponibilidad del gasto público, la emisión atolondrada y la inflación consecuente-, pero se vuelve torpe insistir con las mismas piedras cuando uno no se repuso de la anterior caída. Inclusive, porque induce a compromisos más complicados, ya que si el país ingresa en una pesificación obligada -por ejemplo- nadie podrá argüir que esta idea estaba en el inicio del proyecto. Más bien, son producto de la inercia multiplicadora de ciertos fenómenos. (...)".


Joaquín Morales Solá en el diario La Nación:

"¿Quien le hace a Cristina un relato distinto al de Guillermo Moreno? La pregunta estalló entre kirchneristas preocupados por el brusco giro de los asuntos financieros y cambiarios. Silencio. Sin respuestas. En realidad, hay una respuesta para esa pregunta: nadie. Los otros funcionarios están preocupados por permanecer o por escalar. Tampoco se sabe si alguno de ellos tiene una receta diferente. Moreno, en cambio, anda con sus dogmas bajo el brazo, dice que se va del cargo (mientras todos aseguran que estará en el Gobierno después de diciembre) e instala ideas de complot contra la Presidenta. Cristina le cree.

(...) Un equipo técnico de empresarios estaba en los últimos días negociando en el ministerio de Julio De Vido la implementación de la quita de subsidios cuando apareció un mensaje de Moreno sobre esa cuestión. Los funcionarios de De Vido se apartaron en el acto. ¿Moreno también decidirá sobre los subsidios al consumo de servicios públicos? Sí, según todo lo indica. Vamos a terminar con un sistema en el que el jubilado del séptimo piso tiene subsidio y el empleado del octavo no lo tiene, se cansó uno de los negociadores.

Los empresarios que creyeron en la posibilidad de un cristinismo acuerdista han sido conquistados por la decepción. El kirchnerismo es una creación política (exitosa hasta ahora) de la confrontación. Cristina Kirchner fue una candidata cordial, que alimentó aquellas expectativas consensuales, cuando su presente y su futuro se mecían en un mar calmo y las brisas iban en la dirección de sus velas. La primera adversidad la devolvió raudamente a los viejos reflejos: es abriendo fuego en el campo de batalla como piensa ganarle al dólar, al déficit fiscal y a la inflación.

Tenemos, por lo pronto, una conjura detrás de la inestabilidad cambiaria. Moreno y el ala más dura de la administración aseguran que esa intriga viene del "club de la deuda". Cristina está convencida de que ese relato es cierto. El "club" estaría formado por banqueros que promoverían una nueva ola de endeudamiento de la Argentina para pagar viejas deudas.

Es extraño, pero al banquero que más se nombra dentro de la conspiración presunta es a Jorge Brito, un viejo amigo del Gobierno que avaló muchas, no todas, las medidas recientes de la administración. Un interrogante se abre, entonces: ¿acusan a Brito o al ministro de Economía, Amado Boudou, y a su delfín, Hernán Lorenzino, secretario de Finanzas? Estos funcionarios son muy amigos de Brito, pero son, a la vez, los que más bregan por una reinserción del país en el mercado internacional de créditos. ¿Brito? No hay mejor amigo de ustedes que él entre los banqueros , le contestó un empresario a un funcionario que divulgaba la conjetural confabulación. Inútil. La conspiración debe existir para explicar la desdicha. (...)".


Eugenio Paillet en La Nueva Provincia, de Bahía Blanca:

"La crisis del dólar, entendida como los esfuerzos del gobierno por evitar que más de 600 millones de la moneda norteamericana se vayan de los bancos cada semana, en medio de una creciente crisis de desconfianza de inversores y ahorristas, es uno de los peores dolores de cabeza que afectan a Cristina Fernández. Le generó un verdadero tembladeral en el gabinete, donde hay peleas de todos contra todos como las que ocurren en el equipo económico, y temores en ascenso en el ciudadano de a pie, que, para mal del gobierno, ya conoce de estos enjuagues en tiempos recientes de nuestra historia.

(...) Cristina Fernández sigue sin entender por qué esto le ocurre a menos de un mes de haberse anotado uno de los triunfos electorales más espectaculares, desde 1983 a la fecha. Y estalla de furia cuando a su lado le dicen que el problema del dólar es hijo directo de la inflación, lo que deja al mensajero al borde del despido, como pasó con Mercedes Marcó del Pont. O cuando otro comedido se anima a sugerirle que acepte lo inaceptable: que la crisis de confianza incluye, en buena medida, a aquellos mismos que la votaron el 14 de agosto y el 23 de octubre, porque prefirieron quedarse con el malo conocido que con el bueno por conocer.

(...) La pregunta que, para empezar, se hacen por estas horas en algunos despachos oficiales y en no pocas oficinas de analistas y observadores, es cuánto de lo que está ocurriendo va a influir en el segundo mandato de Cristina Fernández, en términos de desgaste prematuro de su gestión (...).

Aquí y ahora, lejos de esos enjuagues futuristas, la presidenta deberá zanjar algunas cuestiones, si no quiere que los fantasmas se corporicen. Se dice en el gobierno que ella casi ha piloteado (mal, se entiende) la crisis del dólar en soledad, mientras, por debajo suyo, cada uno de los funcionarios competentes (como Boudou, Marcó del Pont, Etchegaray...) tiene su propia opinión o receta. En el colmo del disparate, se asegura que, mal que les pese a los nombrados, Cristina prefirió analizar las cosas apenas acompañada por Carlos Zanini y Guillermo Moreno. (...)".

urgente24.com

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